Gigantescos laberintos de nieve, torres heladas iluminadas y palacios de cristal creados a partir de grandes bloques de hielo deslumbran a los visitantes del 37.º Festival Internacional de Escultura de Hielo y Nieve de Harbin, situado al noreste de China, en la frontera con Rusia y de Siberia.

Los paisajes de ensueño helados han atraído a millones de visitantes a lo largo de los años en esta ciudad del país, que el martes pasado inauguró su festival a pesar de pequeños brotes de covid-19 en toda China.

Los preparativos para este festival anual comienzan con semanas de antelación, cuando los trabajadores extraen millones de metros cúbicos de hielo de la superficie del río Songhua durante turnos largos y también agotadores.

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Las paredes de hielo talladas en forma de flor gigante se iluminaron el martes por la noche cuando se inauguró el festival artístico, que estará en exposición hasta el 5 de febrero.

El festival de Harbin se celebra desde 1963, durante la Revolución cultural china, pero volvió a realizarse en 1985. Desde ese entonces se sitúa entre los mejores festivales del mundo.

Está compuesto por tres parques temáticos: el ‘Sun Island International Snow Sculpture Art Expo’ (para las esculturas de nieve), el ‘Harbin Ice and Snow World’ (donde están los edificios de hielo iluminados) y el ‘Zhaolin Park Ice Lantern Fair’ (para las linternas de hielo).

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China logró controlar en gran medida las infecciones por coronavirus y en los últimos meses se han reabierto lugares de entretenimiento y cultura a medida que volvía la normalidad. Pero los pequeños brotes en varias ciudades llevaron a las autoridades a intensificar los test y las restricciones para viajar.

Este año los visitantes del festival tienen que mostrar un código sanitario en una aplicación de rastreo de contactos. (E)