Pregunta: Tengo seis años de matrimonio, pero siento que ya no puedo más: yo soy profesional con un buen sueldo, cubro absolutamente todos los gastos del hogar. Mi esposo no tiene trabajo y por ahí busca algún cachuelo para aportar con algo de comida, pero no le alcanza para nada más. Si obtiene algún dinero lo oculta y lo gasta en cosas para él o para beber cada fin de semana. Anda pendiente de si dejo dinero en la casa, por eso no me puedo descuidar. No ayuda en las tareas de la casa y más bien ensucia, daña y pierde. Con él no hay ningún progreso, porque vive el día a día. Cuando se enoja, me grita e insulta y ha intentado agredirme físicamente, por lo cual ya lo denuncié hace dos meses. Mi hija adolescente –que no es de él– escucha y observa todo. Él quiso agredirla y yo lo amenacé con un cuchillo para que no le hiciera nada. Esto se salió de control. Mi hija no lo quiere ver en la casa. Él hasta entonces había sido el padre que ella nunca tuvo. Le dice papá. Me quiero divorciar y él dice que le dé unos cuantos miles de dólares y el carro y me firma.

¿Cómo hago para que se vaya hasta iniciar los trámites de divorcio? No tenemos hijos en común.

Yany, Guayaquil

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Respuesta: Estimada amiga, comprendo que su decisión de divorciarse no le ha sido fácil, siendo además una decisión muy subjetiva y personal, pues supone un cambio drástico en su forma de vida, por lo que analizaré los motivos que justifican su decisión, en la intención de ayudarla a buscar o validar un cambio que sea positivo y de crecimiento. 

Existe diversidad de motivos para llegar a la decisión de un divorcio. De los cuales el maltrato es uno de los motivos que constituyen un claro indicio de que la relación se ha roto o tiene serios problemas para mantenerse. Sin importar el tipo de maltrato del que se trate (físico, emocional y/o psicológico), este aspecto revela que se ha perdido el respeto mutuo y que el sentimiento de amor también está seriamente afectado o se ha desvanecido. Por ello, la falta de respeto es un límite crucial y por lo general, al perderse, la relación también se ha terminado. 

Por lo que usted indica, su relación a todas luces está muy desbalanceada. Y no lo digo porque usted esté desempeñando rol de proveedora del hogar y no su esposo, lo cual en ocasiones es necesario por cuestiones económicas, sino principalmente por el maltrato del cual usted dice estar siendo objeto por parte de su pareja. Pues tal como usted lo manifiesta, él no muestra ninguna consideración hacia usted o hacia su hija. 

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Lo que usted describe se perfila claramente como maltrato, siendo este más de orden emocional y psicológico, aunque también de orden físico. El maltrato emocional y/o psicológico es difícil de detectar para la mayoría de las personas, ya que suele pensarse que se trata de abuso únicamente cuando existe violencia física. Este es el tipo de violencia más normalizada en las relaciones de pareja, se lo conoce como maltrato invisible, porque la persona afectada no suele detectarlo a tiempo. 

Entre las principales consecuencias del maltrato emocional y psicológico tenemos que  somete a la persona a un estrés crónico, lo que propicia por lo general la aparición de enfermedades físicas o servirá como detonante para aquellas en estado latente. Los síntomas físicos más visibles son ansiedad, problemas de sueño y/o con la alimentación, cansancio crónico, cefaleas, tristeza, apatía, depresión, consumo psicofármacos y alto riesgo de abuso de alcohol.  Entre las consecuencias emocionales más evidentes, tenemos los problemas de autoestima, sentimientos de inferioridad, culpa, ansiedad, irritabilidad, depresión, incluso trastorno por estrés postraumático. Este impacto puede ser en ocasiones igual o mayor al causado por el maltrato físico.

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La forma en que actúan la mayoría de los abusadores es variada, pero básicamente tiene que ver con ataques verbales y ridiculización, hasta juegos mentales e ironías para confundir y poner en duda la cordura de la víctima. La vivencia íntima de estas parejas desequilibradas está llena de humillaciones, aislamiento y amenazas, ocasionando secuelas psicológicas graves en quien lo sufre, dado que tiene un gran impacto en la persona y su familia.

Son situaciones muy confusas, pues supongo que al principio de la relación, su pareja puede haberse mostrado bienintencionado y colaborador, en su papel de esposo y padre de su hija y a su vez como una “persona desafortunada” en sus trabajos. Necesitando de su ayuda económica a cambio de su rol protector. Desde esta lógica muy particular, él considera que es justo exigir compensación por su colaboración en la familia. De este modo, le está atribuyendo a usted la responsabilidad del fracaso de la relación. 

Es importante que usted comprenda que el estar sufriendo de abuso emocional por parte de su esposo no tiene que ver con que usted no sea una persona inteligente y mucho menos débil. No obstante, se ha mostrado complaciente, colaboradora y facilitadora (aspectos importantes para analizar), lo cual la ha convertido en la víctima de una persona que sufre de una intensa ansiedad y que ha buscado en usted la compensación de sus deficiencias.

Teniendo claro que usted ha estado siendo víctima de abusos emocionales, psicológicos y físicos de manera sistemática, la decisión de divorciarse de su pareja sería la más saludable y conveniente para usted, por lo que deberá asesorarse legalmente para lograr este objetivo, buscando protección y apoyo tanto para usted como para su hija.

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Dra. Glenda Pinto Guevara, psicóloga clínica, especialista TREC. (Parejas, Niños, Adolescentes y Adicciones).

Telfs.: 232-4066, 099-961-2322.