No solo la consulta en los centros de salud pública ha tenido que ajustarse. La consulta privada tiene ciertas normativas orientadas a no atender en el mismo sitio los casos respiratorios y no respiratorios, sobre todo en los grupos más vulnerables, como los pacientes adultos mayores.

La doctora Gabriela Altamirano Vergara, especialista en medicina interna y geriatría, indica que por la seguridad de todos, pacientes y personal médico, la visita médica a domicilio deberá ser lo más breve, básicamente para revisión física. No es posible tener a varias personas en la habitación, solo familiar en caso de adultos mayores o personas vulnerables con algún tipo de discapacidad visual, auditiva, de comunicación o secuelas motoras, deterioro cognitivo o pérdida de memoria.

"En nuestro medio, la gente quiere hacer todo tipo de preguntas (qué dar de comer al enfermo, si debe o no bañarlo) y el tiempo de consulta se vuelve excesivo; antes no había inconveniente, pero ahora no podemos seguir funcionando así", señala. "En algunas regiones de Estados Unidos se ha suspendido la visita domiciliaria. Acá aún la hacemos, y es de gran ayuda, pero también tenemos que protegernos de alguna manera".

Publicidad

Si bien algunos profesionales sugieren telemedicina en caso de tos y fiebre, la experiencia de la internista es diferente. "Esos pacientes terminan complicándose, sobre todo los ancianos, porque cuando por fin los vemos, están deteriorados". Sería diferente, dice, si a estos pacientes que se atiende a distancia se les hiciera una prueba de PCR al cuarto día de los síntomas. "De ser positivo, acudan al hospital. Si sale negativo, pueden seguir con telemedicina", sugiere Altamirano, y reconoce que es un escenario muy complejo.

La especialista aconseja no acudir a consulta presencial si no es algo urgente. "No tienen idea de cuántos pacientes hemos visto por un chequeo de rutina, sintiéndose bien, entrando después de que ha salido de consulta un probable caso de COVID-19". (I)