En medio de la calle yacía el ataúd de color café cubierto con una pancarta que muestra fotografías de una persona. Se trata del adolescente de 16 años que murió el viernes en un sector de la avenida Juan Tanca Marengo, norte de Guayaquil, tras ser disparado por un policía nacional.

El supuesto delincuente iba en una moto con otro menor de 17, quien está hospitalizado tras el cruce de balas con el uniformado.

Alrededor del féretro, decenas de motociclistas se movían velozmente en círculos. Incluso hay una tricimoto homologada, según se observa en uno de los videos que circuló esta semana en redes sociales.

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Los amigos y familiares del joven abatido (sepultado el fin de semana), oriundo de Esmeraldas, dicen que “La 112 está de luto”, y declaran la guerra contra las autoridades.

Habría ocurrido en la cooperativa Horizontes del Fortín, donde este fin de semana se detuvo a otras cinco personas, entre ellos dos menores, que pertenecerían a esta banda, que, de acuerdo con el fiscal Joselito Argüello, sería de alta peligrosidad.

El viernes pasado también fue detenido el hermano del fallecido, afuera de la morgue, por un escándalo protagonizado por la familia. Ahí, los uniformados descubrieron que el hermano tenía boleta de captura por el ataque armado a dos policías en Pascuales, ocurrido en noviembre pasado.

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El policía que enfrentó a los jóvenes armados, que víctimas de robo reconocieron, recibe protección igual que su familia. El general Ramiro Ortega confirmó que se les ofrece seguridad luego de amenazas de muerte hechas públicas en redes sociales.

En un audio que dura menos de un minuto, un supuesto miembro de esa banda amenazó al uniformado y al fiscal. Por eso se les ofreció protección policial a ambos. (I)