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No todos se unen a la fiesta mundialista, hay aquellos a quienes la Copa del Mundo solo les arranca bostezos, incluso unos que se declaran ser “grinch del fútbol”.
El barullo que Rafael Correa y sus fans armaron cuando aquel dejó el país para irse a residir temporalmente a Bélgica ha confirmado la existencia de un mal social que por más de diez años ha venido corroyendo a las instituciones y a las familias ecuatorianas: el fanatismo de la élite de los correístas.
Fans de Australia, Brasil, Inglaterra y Japón llegan cada año a EE.UU. para la ‘Semana de Elvis’.