La centenaria tradición serbia de celebrar el llamado slava, la fiesta dedicada al santo protector de cada familia, ha sido propuesta para ingresar en la lista de la Unesco del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Los serbios cristiano-ortodoxos desarrollaron un culto nacional con complejos ritos para celebrar esta fiesta patronal que solo se festeja en este país.

Según algunas versiones, el slava (gloria en serbio) proviene del paganismo eslavo, aunque se desconoce con exactitud cómo nació esta tradición que ya existe desde hace siglos en esta parte de los Balcanes.

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El día del santo, cada familia serbia invita a su casa a parientes y amigos próximos, como en un acto de integración, para compartir con ellos buena comida, vino y plegarias, en un conjunto de costumbres y ritos religiosos y sociales.

Se considera que surge de fiestas colectivas que en el pasado se celebraban en iglesias o monasterios locales consagrados a san Nicolás, san Jorge, san Juan, san Elías o cualquier otro patrono.

La tradición de celebrar el slava no fue interrumpida ni siquiera durante los 500 años de ocupación otomana, ni tampoco durante los 40 años de comunismo en la entonces Yugoslavia, aunque en algunas ocasiones se practicaba con mimetismo, sin cura ni vela.

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El origen del slava familiar aún no ha sido definido, explica Vesna Marjanovic, doctora en etnología y que encabeza el proyecto de investigación de esta tradición. Según la etnóloga se espera la respuesta de la Unesco para el año próximo.