Hay una delgada y con frecuencia indiscernible línea roja que separa la información de la propaganda, en esta era globalizada.
El mesianismo ya es de todos, desde hace siglos, y se reanima bajo ciertas circunstancias sociales, políticas, económicas...
Varias promociones nuevas no tienen trabajo… o ejercen la clínica privada con el temor constante de que les caiga la ley.
Los actuales habitantes de este país somos el efecto de las razias precolombinas y de las posteriores.
En Quino hay humor. Es decir, hay reflexión, análisis, pensamiento, crítica y discurso en los enunciados...
No bastan sus disculpas en las redes sociales, queremos que se vayan a sus casas, ya que jamás irán a la cárcel...
Condensación
Los derechos del ladrón
‘¿En qué bus vas vos?’
21.451 violaciones
Discurso en Salamanca
Decepción amorosa
Hace muchos años, yo amaba el Mundial. Esperaba cuatro años para disfrutarlo, escuchando los partidos por la radio hasta mi adolescencia, y luego mirándolos en la televisión. Memorizaba los equipos, grupos, llaves, calendarios, y alineaciones.
El asunto del inspector del colegio Mejía de Quito, sancionado por castigar físicamente a los estudiantes, pero defendido por los padres de familia de los golpeados y por los mismos adolescentes, trasciende el escándalo.
“Niña muere ahogada al caer en pozo séptico”. La noticia apenas ocupó páginas interiores de los diarios durante dos días y causó un breve reportaje en la televisión local.
“El que se va de Quito pierde su banquito, y el que vuelve de Suiza se sienta aprisa” (Juego infantil ecuatoriano).
Gracias al señor vicepresidente del Ecuador podemos reflexionar sobre la actualidad del término “histéricas”, desde el uso que él le ha dado para (des)calificar a las asambleístas que demandan su enjuiciamiento político.
Hay horrores que exceden lo apalabrable. Hay cinismos enunciados como discurso de Estado que ofenden el pudor. Hay obscenidades que se exhiben en cadena nacional de televisión.
Existe, aunque no hay Peter Pan, Campanita ni Garfio, y los Chicos Perdidos son adultos que temen portarse como tales.
Bueno, ya está: nosotros también tenemos refugiados. Igual que los países más prósperos y humanitarios de Europa y Norteamérica.