Que se las reedite. Esa fue la propuesta que realizó la escritora guayaquileña María Fernanda Ampuero. Su idea llegó cuando en el programa de diálogos literarios ‘A vuelo de página’ se le preguntó por la producción de otra narradora guayaquileña, Carolina Andrade, quien esa noche compartía panel con ella. Nacida en 1976 y radicada en España, Ampuero es una de las autoras ecuatorianas más visibles de la actualidad. Pelea de gallos, el primer libro de ficción que ha publicado, la ha puesto en el mapa internacional de las letras. La obra constó entre los 10 mejores libros de ficción del 2018 que elaboró para The New York Times en español el crítico Jorge Carrión.

Andrade, autora de tres libros de cuentos y de una novela; docente y decana de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, se refirió al libro de Ampuero como literatura de calidad. Calificó como un hecho inédito para el país que la obra de esta escritora y la de otra guayaquileña, Mónica Ojeda, consten en las listas internacionales de la mejor literatura escrita en 2018.

Nacida en 1963, Andrade publicó su primer libro de cuentos, Detrás de sí, en 1994, hace 25 años. Esa noche contó cómo era el panorama de aquel entonces y qué significaba ser escritora en Ecuador en la década de los 90. Narró, por ejemplo, lo difícil que era tratar de distribuir los libros en las librerías. O la ocasión que salió una colección de literatura ecuatoriana y a todos los hombres les publicaron libros independientes mientras que a las mujeres las agruparon en un solo volumen. Con sus libros, Andrade se sumó a un grupo de narradoras destacadas que habían comenzado a publicar unos años antes, a finales de la década de los 80: Gilda Holst, Liliana Miraglia, Livina Santos, Marcela Vintimilla, entre otras. Su cuento titulado Embeleco ganó el certamen Femistoria, convocado por el grupo Mujeres del Ático. Probablemente ninguno de los presentes en el programa ‘A vuelo de página’ había leído los libros de Andrade ni de las otras autoras. Posiblemente tampoco se puedan conseguir ahora estas obras.

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La impresión de Ampuero es que no fueron lo suficientemente difundidas ni leídas. Habló, por ello, de la idea de reeditarlas. De estudiarlas. Ojalá que el entusiasmo que ha despertado que autoras como María Fernanda Ampuero y Mónica Ojeda consten en listas internacionales, derive en que los lectores se interesen también por conocer más la narrativa del país. Así podrían descubrir a estas otras significativas mujeres narradoras, que son las antecesoras. Y a las de antes de las de los 80 y 90.

El panorama sobre la circulación y difusión de los libros en el Ecuador no ha variado mucho desde los 90 hasta ahora. Lo que contaba Andrade de hace 25 años no es muy diferente a lo que sucede ahora. Pero las nuevas tecnologías como plataformas de difusión, el surgimiento de editoriales independientes, los pequeños emprendimientos para el estudio y la difusión de la literatura, las carreras universitarias de letras que se abren paso, las nuevas sensibilidades en torno a temas de mujeres, algo están removiendo.

claramedina5@gmail.com