Pregunta: Tengo 50 años, divorciado, mantengo una relación de unión libre desde hace 18 años, con un hijo de 15. Hace once años adquirimos una casa a nombre de la madre de mi hijo. Pero es una mujer muy celosa y siempre está echándome de la vivienda. La semana pasada puso mis cosas en fundas de basura y me dijo que tengo un mes para salir de la casa, caso contrario me sacará con la policía o irá a ponerme una denuncia a la Fiscalía. Estoy desesperado, he pensado en suicidarme, porque no tengo a dónde ir. ¿Tengo que salir de la casa? ¿Qué debo hacer?

Filipo, Guayaquil

Respuesta: Estimado Filipo, la convivencia genera derechos debido al vínculo establecido con base en el amor, y cuando fruto de este amor ha nacido un hijo, el vínculo es algo que no se puede disolver; sin embargo, las relaciones pasan por inicios y términos.  Así, las relaciones se acaban, pero no los vínculos.  

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Le quiero hacer notar tres asuntos. Primero: “Ella es celosa y lo echa de casa”. Observe usted qué sucedió en la convivencia, qué pudo generar desconfianza en su pareja y acrecentar estas conductas que provienen muchas veces de historias dolorosas, de pérdidas y rupturas del grupo familiar.

Ahora reflexione: si se siente culpable, no ayuda; si se siente indiferente, causa más dolor; pero si usted pudo asumir su responsabilidad, compensando el dolor y la desconfianza con acciones concretas de amor y atención, delicadeza y dedicación, tal vez ya tuvo una oportunidad.  Esta última posibilidad compensa y el amor vuelve a ser posible, en equilibrio. Dependiendo de por cuál optó, vienen las consecuencias.  

Segundo: no hace bien al amor ni a la relación el sentirse victimizado por la situación que vive. Dice: “Ella puso mis cosas en fundas de basura”. La realidad es que lo ayudó a salir de casa, empacando sus cosas. El término basura implica un sentimiento de victimización que no ayuda. Seguramente las bolsas estaban limpias, usted no es basura y tiene una vida por delante, pese a las circunstancias que se han generado en su vida, por las decisiones que se tomaron en el transcurso de la misma. 

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Tercero: su mujer le ha pedido que se marche y lo ha amenazado con la policía. Nuevamente observe: ¿hubo acciones violentas que ameritan una advertencia así, verbales, emocionales o físicas? ¿Debe su pareja protegerse de su insistencia en permanecer? ¿Se siente amenazada de alguna manera? ¿Qué lo desespera: que lo eche de casa, que ya no lo ame o que ya no sea suficiente la insistencia de permanecer de su parte, aun a sabiendas de que ya no la ama? ¿Quedarse fuera de una casa que compraron a nombre de ella o que el amor se haya terminado? 

Finalmente, manejar la idea de suicidio, arriando la bandera de la víctima, tampoco ayuda. Una pregunta al paso: ¿hay suicidios en el pasado de su familia, provocados por situaciones similares? Hay destinos que se deben tomar conscientemente, con los que no se debe jugar emocionalmente. Usted tiene el poder de elegir entre vivir o morir, pero es algo íntimo, que no puede utilizar para crear culpa o peor aún, pena, en los demás.

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Lo que ayuda es reconocer con respeto aquello que se perdió en el camino, independientemente de la culpa o de los hechos en sí mismos. Reconocer que la relación ya no tiene lugar y actuar en consecuencia. 

El amor que posibilita la convivencia no se puede exigir ni forzar ni obligar. No se puede manipular ni se puede sostener bajo amenaza y mucho menos bajo el esquema de la víctima. Al contrario de lo que se podría creer, todas estas acciones alejan más al amor, lo destruyen más y aun lo poco que queda de respeto también desaparece. 

La pregunta está de más: ¿debe salir de casa? Usted tiene la respuesta. La responsabilidad por su propia vida. La responsabilidad por su hijo que lo mira como hombre y padre, fortalecido ante la vida o derrumbado y sin norte. Comenzar de nuevo no es algo trágico.

Lo trágico es la manera en que pensamos acerca de comenzar de nuevo o preferir permanecer sin dignidad, en un lugar donde no se puede ser feliz o se causa dolor.  Siempre existe el camino para  reanudar la vida, con nuevas miradas y proyectos, ligero y confiando en sus propios recursos emocionales, intelectuales y en sus habilidades para vivir y continuar creciendo, mirando hacia delante.

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Que su decisión sea tomada desde la paz que su propio corazón le enseña a construir. Una paz que depende de sí mismo y no de lo que otros puedan o no hacer. Usted decide cómo sentir, cómo mirar la vida, cómo ponerse en movimiento y hacia dónde. Usted decide cómo sanar.

Óscar Nieto Barquet, psicólogo clínico, psicoterapeuta.

Telf.: 099-849-6326.