Desde que era niño, Roberto Valdez, conocido profesionalmente como Robinski, recuerda que solía lanzarse al suelo para observar a los insectos mientras caminaban. “Me maravillé por los pequeños, frágiles pero a la vez complejos y tan ordenados, desde ahí solo fue cuestión de conocer más especies de animales para seguir maravillándome”, comenta este fotógrafo guayaquileño que ha sabido dedicar su existencia a retratar la vida en sus diversas formas.

Autorretrato del fotógrafo Roberto Valdez, de 28 años. Su web es robinskiphoto.com, en la cual ofrece sus productos y servicios.

Para ello ha recorrido todo el Ecuador y varios países del extranjero. “Más allá de la oportunidad de pasar viajando, trato de darles a mis fotos el enfoque de la conservación, de ecosistemas y especies”, señala, por lo que busca generar conciencia sobre la importancia de proteger los escenarios naturales de este megadiverso Ecuador.

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Las tortugas charapas son simpáticos habitantes de la Reserva de Producción Faunística Cuyabeno (Sucumbíos). “Los ecosistemas son tan perfectos que, según me indicaron los nativos, las mariposas y las abejas se alimentan de las lágrimas de la tortuga”. Foto: Roberto Valdez.

Para ello su herramienta es la fuerza de sus imágenes. “Una foto bonita se queda como una foto bonita, pero una buena foto es visualmente poderosa y tiene un mensaje muy fuerte, capaz de cambiar algo en los demás, por eso me gusta tanto la fotografía”.

En este primer mes del 2021, Roberto comparte algunas de las fotografías que ha captado en sus viajes a través de nuestro país, especialmente aquellas que retratan la vida animal. Una muestra a un vicuña madre y su hijo. “Cuando tengo este tipo de encuentros muy mágicos con animales, recuerdo la razón por la que hago fotos: mostrar que son seres inocentes, curiosos y alegres. Está en nuestras manos su conservación y la de sus hábitats”.

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Una vicuña y su hijo en la Reserva Chimborazo. Foto: Roberto Valdez (Robinski).

Esos viajes lo han llevado de manera particular por la región andina, en la cual tuvo que adaptar su esencia de guayaco acostumbrado al nivel del mar. “Recuerdo que en mis primeras salidas claramente no tenía experiencia con el tipo de ropa que uno utiliza en estos lugares, y fue tan gracioso porque había un amanecer tan espectacular en el Chimborazo, pero estaba tan frío que terminé de hacer las fotos sin sentir las manos o mis mejillas”.

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Así que el primer consejo de Roberto para quienes deseen intentar esta actividad es prepararse de forma adecuada. Usualmente revisa las condiciones climáticas antes de salir, aunque en las montañas estas predicciones no resultan tan exactas como en otras zonas, así que para él es un poco jugar a la suerte.

Lobo de páramo en la Reserva de Producción Faunística Chimborazo, área protegida que Roberto prefiere para hacer sus fotos. Foto: Roberto Valdez (Robinski).

“Mínimo trato de ir dos días cuando son salidas con amigos, ya que solo vamos a disfrutar de la naturaleza; pero cuando son salidas para realizar alguna foto en particular, es posible que me quede una semana. El camping siempre será la mejor opción para estar siempre listo por si el clima da una pequeña brecha de buena luz”.

Tortuga olivácea recién nacida camina rumbo al mar en la playa de Engabao (Guayas). “Un biólogo amigo me avisó de que un nido estaba cerca de eclosionar, así que viajé ese mismo día desde Guayaquil para captar ese momento que comenzó en la madrugada”. Foto: Roberto Valdez (Robinski).

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Su preparación a los entornos es encomiable, pero igualmente valiosa es su dedicación para esperar el momento adecuado en que el paisaje regala sus mejores colores o el animal entrega su mejor pose, como si aceptara ser un vibrante modelo de Robinski. “Tener paciencia es la clave, hay fotos que he tardado años en hacerlas por cuestiones climáticas”.

Esperar el momento oportuno le ha permitido captar imágenes de montañas y del firmamento, por lo cual también ha desarrollado esa mirada macro hacia los gigantes. El volcán Chimborazo es su lugar preferido para captar imágenes, aunque el Sangay y el Cotopaxi también le gustan mucho. Mientras que para las fotos de cielo nocturno destaca la reserva del Cuyabeno y la zona de la parroquia rural Molleturo (Cuenca, Azuay).

Todos esos escenarios componen el mosaico de una gran obra dedicada a la naturaleza.

Chimborazo, rey de los volcanes

Roberto comenzó el año anterior fotografiando el volcán Reventador, pero luego vino la pandemia y los viajes se vieron muy limitados. Sin embargo, en septiembre tuvo la oportunidad de realizar una larga expedición de casi mes y medio en el volcán Chimborazo, su destino fotográfico favorito, para hacer el libro que terminó lanzando en diciembre, El gran Chimborazo.

El volcán Chimborazo bajo la Vía Láctea. Foto: Roberto Valdez.

“Yo siento algo tan gigantesco cuando veo estos volcanes”, expresa el fotógrafo, quien en ese texto, con 150 fotografías en 144 páginas, ha incluido narraciones en inglés y español.

Fusiona las gráficas con textos de este tipo, apoyados en testimonios de geólogos e historiadores, por lo cual está repleto de datos, historias y leyendas en inglés y español.

El libro cuesta $ 45, de los cuales $ 5 estarán destinados para financiar excursiones de limpieza en la Reserva Faunística Chimborazo.

Este es el segundo libro de Robinski, ya que antes publicó Highlands of Ecuador (Montañas de Ecuador). Estos libros y otros productos, como gigantografías de sus fotos y calendarios, están disponibles para la venta en su página web.

Para este nuevo año espera lanzar su tercer libro fotográfico y conocer los lugares más escondidos los Andes, expresa.

Contacto: www.robinskiphoto.com.