Los países que consideran a Maduro un usurpador y piden que en Venezuela se realicen elecciones presidenciales libres, con otro Tribunal Electoral, con participación de todos, sin presos políticos, son cada día más numerosos, y reconocen a la Asamblea Nacional como el único poder legítimo y a su presidente, Juan Guaidó, como el presidente encargado que debe convocar a elecciones de un presidente titular. Hay diferencias entre los que buscan una salida a la crisis venezolana: los que ya no caen en la treta de Maduro de un nuevo diálogo, cuando ya se ha burlado de cuatro, inclusive de uno promovido por el papa, que hoy insiste en uno nuevo, que creo será rechazado; y los que buscan una solución negociada con Maduro. Entre los primeros están el Grupo de Lima y los Estados Unidos, y entre los segundos, los llamados neutrales, encabezados por México y Uruguay. El Ecuador ya dejó de ser neutral desde el momento que reconoció a Guaidó como presidente encargado, pero no se decide a ingresar al Grupo de Lima, y, según informa la prensa, proyecta asistir a la reunión de los neutrales en Montevideo, a la que asistirían representantes de la Unión Europea, como ha anunciado su representante, señora Mogherini, para crear un Grupo de Contacto que promueva negociaciones entre las partes. He leído la comunicación que dirige el señor Guaidó a los presidentes de México y Uruguay, indicando que no acepta su iniciativa de diálogo con Maduro. No creo que tenga éxito la reunión de Montevideo, tal vez ni se realice. Las cosas ya están decididas en América, y la mayor parte de los países americanos, centralmente el Grupo de Lima, están decididos a arbitrar toda clase de medidas políticas y económicas para conseguir que Maduro deje el poder. Eso sí, el Grupo de Lima, en su reunión en Canadá, ha sido específico en declarar que excluye medidas de fuerza. Juan Guaidó ha nombrado a Julio Borges, expresidente de la Asamblea, embajador ante el Grupo de Lima, con lo cual lo reconoce como el central para la transición a la democracia mediante nuevas elecciones.

El cerco económico a Maduro lo está debilitando severamente. Eso puede minar el apoyo de las Fuerzas Armadas. Probablemente, Guaidó y el Gobierno de Estados Unidos estén planeando impedir la exportación de petróleo venezolano a Cuba, para ahogar a esa fuerza de ocupación de decenas de miles de cubanos incrustados en la administración actual de Venezuela.

Las elecciones últimas de El Salvador, en las que salió malparado, en tercer puesto, el candidato del izquierdista partido oficial en el Gobierno, es una muestra del cansancio de los pueblos con los revolucionarios del siglo XXI, y significa un aliado menos para Maduro, Ortega, Morales, Castro. Elecciones libres es la receta.

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El gran desafío moral para las Fuerzas Armadas venezolanas es el permitir la entrada de ayuda humanitaria a Venezuela, contrariando la prohibición de Maduro.

La oposición reclama elecciones presidenciales; Maduro, las rechaza: no hay diálogo posible.

En fin, Ecuador no debe oxigenar a Maduro; debe canalizar su declarado reconocimiento a Guaidó a través del Grupo de Lima. (O)