Se encuentran sobre todo en el cerro de Carmelas, detrás de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), y en el sector cerro Verde. Son más de 15 patinadores que se reúnen dos o tres veces por semana para practicar deportes extremos, como el longboarding.

Pero el problema no es el deporte como tal sino que quienes se dan cita en estos sitios no están cumpliendo con las medidas de protección para evitar la propagación del COVID-19, se quejan habitantes.

Esto porque algunos de ellos andan sin mascarillas y no respetan el distanciamiento social, sostienen. Por eso, habitantes piden mayor control.

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"Es que casi todos andan en bus y ese es el mayor foco de infección. Ellos se sienten inmunes. Una vez le escuché decir a uno que (el COVID-19) te tiene que dar una vez para que ya no te vuelva a dar…", contó Elizabeth Cajas, una testigo.

Pero no es la única preocupación para moradores. La angustia mayor recae en que hay público en esta práctica deportiva y que sus deportistas no se protegen para evitar posibles contagios.

El longboarding es una práctica que nació en California, Estados Unidos, y consiste en bajar por pendientes de cerros a velocidad, mientras se realizan derrapes (patinazos desviándose de su dirección) y movimientos sobre una patineta de tabla larga. En Ecuador esta práctica empezó a ganar terreno desde el 2006.

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No es la única queja de deportistas que se reúnen sin la protección respectiva. En la vía a la costa habitantes se quejan porque hay ciclistas que sin mascarillas conversan en grupo afuera de comercios.

El Comité de Operaciones de Emergencia (COE) autorizó, desde el 8 de junio, la práctica de deportes al aire libre en cantones con semáforo amarillo.

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Una de las condiciones era que los deportes se hagan de manera individual y con distanciamiento social. Además, se recomendó uso de mascarillas, gafas, bandanas o buff antes y después de la práctica. (I)