El 2 de julio me tocó realizar un trámite en el SRI, Servicio de Rentas Internas. Hay trámites que se los puede hacer en línea, pero otros hay que cumplirlos en forma presencial y con papeles en mano.
La sorpresa tuve de ver más de 600 personas esperando que avance la fila para poder entrar a la plataforma de ingreso de la entidad del Estado. Solo tres custodios trataron de ordenar a todo el conglomerado humano que se dio cita el jueves 2 de julio y todos los días en esta entidad. La fila daba la vuelta desde la avenida Francisco de Orellana, hasta la calle de atrás. Si bien es cierto que al ingreso principal sí hay control y distanciamiento, en la parte de atrás no existe. La gente no entiende lo que es el distanciamiento social o en castellano: ‘mantén tu distancia’.
Hubo ocasiones que se tuvo que alzar la voz para que la persona de adelante y la de atrás de la fila conserven su distancia, porque nadie respetó los protocolos de bioseguridad, dado que tenemos la pandemia del COVID-19 en Guayaquil. También se apegaban para ofrecer ‘servicios’, los avivatos de siempre ofreciendo puestos a $15 para no hacer fila y ‘ayudar’ con los trámites de todo tipo haciéndote pasar de una. ¡Estos tipos son más ágiles que los que atienden adentro!
Individuos con camisa y corbata –pensamos que eran gente del SRI– daban indicaciones a los usuarios, pero no tenían identificación; es obvio lo que son. Preguntando a las personas dijeron que son meros tramitadores tratando de sorprender a la gente que hace la fila desde las 07:30 para a las 11:30 llegar a la plataforma de Ingreso. ¿Será que hay poco personal atendiendo en ventanillas?
Un verdadero calvario esperar tanto, no hay derecho, y eso que dentro de la plataforma continúa la fila de 5 vueltas, para ver qué nos depara. A las doce del día recién se pudo ingresar al segundo piso, a esperar en un salón para que nos puedan atender, a las 13:30 y aún estábamos en un salón aproximadamente 15 personas, no atendían porque los señores se fueron a comer. Deben implementar más personal y readecuar más salones para que se atienda a más usuarios.
Recién a las 14:00 salí de este trámite, después de seis horas y media, con la triste realidad de cómo funcionan las entidades del Estado. Qué decepción. (O)
Jorge Humberto Bruno Flores, arquitecto , Guayaquil