Estamos en una situación crítica donde la pandemia nos ha quitado vidas, economía, credibilidad en actos del orden Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y además debemos soportar la delincuencia común que no da tregua.
Para poder identificar a un ladrón con mascarilla debemos tener en cuenta las prendas de vestir que usa, la gorra que siempre llevan, la camiseta de talla más exagerada y pantalones cortos (sin cinturón). La manera de caminar, a paso lento y a posterior más rápido entre los cruces de las calles peatonales donde ellos determinan hacia qué lado escapar, si algún vecino se da cuenta de las andadas. Siempre carga reloj y celular para definir el tiempo que dura su asalto y saber cuántos minutos le tomará cometer el siguiente delito. Ahora pasemos a los cómplices de los ladrones, pueden estar en motocicletas (con canastas de repartidores) o en automóviles (con vidrios oscuros en la parte posterior o mallas antisolares), en su gran mayoría los vehículos no son de ellos, están sin placas, o con placas adulteradas que despistan en el momento de un operativo policial. No se fíen de nadie, ni de mujeres ni hombres ya que no sabemos qué ingenio tienen los antisociales para engañar. Hago un llamado de alerta a la ciudadanía y a los agentes de control, que estén más alertas que nunca durante la pandemia, los robos y los asaltos pueden empeorar más. (O)
José Antonio Pincay Yépez, 31 años, abogado, Guayaquil