El domingo 7 de febrero Ecuador se encontrará con un evento trascendental, la elección del líder que guiará la política pública del país durante los próximos cuatro años. Parece haber dos caminos, elegir un modelo que nos devuelva hacia las políticas socialistas que coartaron libertades y estancaron nuestra economía durante más de una década, o elegir un modelo que libere el potencial productivo del país y nos coloque en la tan ansiada ruta del desarrollo económico y social. Por un lado, tenemos candidatos que intentan seducirnos con bonos y justicia social, prometiendo elevar los impuestos a los más ricos y redistribuir la riqueza entre las familias más apremiadas económicamente; esto puede sonar atractivo, pero es la receta para el estancamiento y fracaso, pues no es sostenible para unas arcas fiscales ya golpeadas por la crisis económica y la pandemia, sobre todo porque no vuelve más productiva la economía ni nos provee del empleo que tanto necesitamos. Por otro lado, tenemos candidatos que promueven la creación de riqueza a través de la atracción de inversión extranjera, la flexibilización de trámites para iniciar nuevos emprendimientos y la reducción de impuestos y aranceles comerciales; esto no solo logrará que se generen muchos nuevos empleos, sino también que la mayor parte de los ingresos logrados mediante el trabajo se queden en nuestros bolsillos. De esta forma podremos proveer para nosotros y nuestras familias, sostenidamente, sin depender de asistencias gubernamentales... Usemos la herramienta que tenemos a mano, el voto, para enterrar al populismo socialista y encaminarnos en la prosperidad y el desarrollo sostenible. Votemos por la creación de riqueza, no por la redistribución. (O) Fernando René Moreno Camacho, ingeniero en Gestión Empresarial, Guayaquil


El domingo 7 de febrero Ecuador se encontrará con un evento trascendental, la elección del líder que guiará la política pública del país durante los próximos cuatro años. Parece haber dos caminos, elegir un modelo que nos devuelva hacia las políticas socialistas que coartaron libertades y estancaron nuestra economía durante más de una década, o elegir un modelo que libere el potencial productivo del país y nos coloque en la tan ansiada ruta del desarrollo económico y social. Por un lado, tenemos candidatos que intentan seducirnos con bonos y justicia social, prometiendo elevar los impuestos a los más ricos y redistribuir la riqueza entre las familias más apremiadas económicamente; esto puede sonar atractivo, pero es la receta para el estancamiento y fracaso, pues no es sostenible para unas arcas fiscales ya golpeadas por la crisis económica y la pandemia, sobre todo porque no vuelve más productiva la economía ni nos provee del empleo que tanto necesitamos. Por otro lado, tenemos candidatos que promueven la creación de riqueza a través de la atracción de inversión extranjera, la flexibilización de trámites para iniciar nuevos emprendimientos y la reducción de impuestos y aranceles comerciales; esto no solo logrará que se generen muchos nuevos empleos, sino también que la mayor parte de los ingresos logrados mediante el trabajo se queden en nuestros bolsillos. De esta forma podremos proveer para nosotros y nuestras familias, sostenidamente, sin depender de asistencias gubernamentales... Usemos la herramienta que tenemos a mano, el voto, para enterrar al populismo socialista y encaminarnos en la prosperidad y el desarrollo sostenible. Votemos por la creación de riqueza, no por la redistribución. (O) Fernando René Moreno Camacho, ingeniero en Gestión Empresarial, Guayaquil