Para nadie es desconocida la crisis económica que atraviesa el Ecuador, que se ha visto agravada aún más por los efectos de la pandemia y la equivocada gestión de un gobierno que está de salida, lo que lleva a proyectar un decremento del Producto Interno Bruto (PIB) en el año 2020 en al menos 11 %, aspecto que traerá consigo una mayor necesidad de financiamiento –interno y externo– con un aumento de la relación deuda versus PIB y el crecimiento de la pobreza, la pobreza extrema y de la desigualdad, todo lo cual desde ya se traduce en un deterioro de la calidad de vida y bienestar de la población, especialmente de los más necesitados.

De ahí que la lógica lleve a pensar que, en esas condiciones tan precarias, la administración de cada dólar del presupuesto general del Estado debe hacérselo de manera responsable e inteligente, es decir, el gasto hay que canalizarlo con base en prioridades y, más aún, en medio de la actual crisis sanitaria motivada por la pandemia de la COVID-19, que está aún muy lejos de ser superada y que, más bien, amenaza con recrudecer su impacto en el país ante un débil sistema público de salud y ante la inconsciencia ciudadana.

A propósito de prioridades, la vicepresidenta María Alejandra Muñoz, desafiando el sentido de oportunidad y pese al aluvión de críticas, llevó a cabo una gira por Europa que abarcó España, Italia, El Vaticano y los Países Bajos, cuyos resultados concretos habrá que verificar en el tiempo y si los documentos suscritos son llevados a la práctica y no terminan siendo una simple declaración lírica de buenas intenciones, es decir, reducidos a la condición de papel mojado. Ahí están los anuncios y compromisos, por ahora etiquetados como “buenas noticias”, como lo suscrito con el Programa Mundial de Alimentos, casas de salud españolas, diálogos con El Vaticano y los derechos de la niñez en temas de adopción. Y es que el reproche respecto a este viaje pasa por el hecho de que el Ecuador tiene misiones diplomáticas precisamente en los lugares visitados por la vicepresidenta, por lo que los jefes de Misión bien pudieron hacer el trabajo de impulsar y suscribir acuerdos o cartas compromisos. O lo que sucede es que ¿necesitamos más agentes diplomáticos de carrera activos?

Publicidad

También, no podemos soslayar que esta gira se la hizo en plena explosión de la segunda ola de contagios del coronavirus en Europa, lo cual evidentemente cambia el foco de atención de esos estados sobre los temas catalogados como urgentes tanto para ellos como para el resto de la comunidad internacional.

A esto se suma la visita al papa Francisco por parte de la señora vicepresidenta en compañía de su círculo familiar, lo que para algunos constituyó uno de los asuntos centrales de este vuelo transatlántico calificado de alto riesgo, según se intuye de las palabras del canciller de la República, para quien la segunda mandataria “se ha jugado la vida”, por lo que, consecuentemente, los ecuatorianos antes que censurar deberíamos, más bien, reconocer tan desprendida y heroica acción de la autoridad. Este es el Ecuador de hoy… (O)