Trabajar desde casa se convirtió en la rutina diaria desde que empezó la pandemia. Pasar horas sentado frente al computador sin cambiar de postura, estar pendiente del celular, de que la señal de internet no falle, entre cuatro paredes y escuchando los ruidos del vecindario son parte inevitable de jornadas agotadoras, con altos niveles de estrés.

Para quienes tienen hijos o personas bajo su cuidado, la carga es mayor; mientras que para aquellos que viven en zonas menos ruidosas o en casas amplias, con áreas verdes cercanas, el teletrabajo ha podido ser más llevadero.


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Esta realidad ha obligado a algunos teletrabajadores a buscar sitios diferentes a sus hogares, con el fin de distenderse y relajarse un poco durante sus actividades laborales. Y si ese sitio incluye comida, lugares de esparcimiento y una buena señal de internet, mejor.

Por el lado de la oferta: hoteles, cafeterías, restaurantes y complejos turísticos van tras este nicho de consumidores. En Quito y sus cercanías hay varias alternativas que van consolidándose e, incluso, proyectándose más allá de la pandemia.

Diego Ochoa, administrador de El Cafecito, en la zona de La Mariscal, cuenta que allí se decidió duplicar el plan de megas y añadir tres rúteres. Con cuatro aseguraron la suficiente potencia como para atender a clientes regulares y a teletrabajadores.

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