La compleja situación en la que se encuentra el Ecuador, no solo por los efectos del coronavirus sino también por el alcance de la corrupción, es la base para los ofrecimientos de los candidatos para ganar votos. Sin embargo, será un reto hacer propuestas originales, ancladas a la realidad y creíbles para diferenciarse del montón de rostros, en su mayoría no reconocibles, que abundarán en las papeletas electorales.

La seriedad con la que los candidatos presenten sus propuestas será un indicio de cuánto respetan al electorado que, por haber experimentado una pandemia, no será el mismo de ocasiones anteriores.

El inicio oficial de la campaña coincidió con el feriado de Año Nuevo, pero solo unos pocos candidatos presidenciales, de los 16 binomios calificados, empezaron la promoción de sus ofertas electorales desde el pasado jueves 31 de diciembre.

A partir de hoy, hasta el 4 de febrero, la mayoría de los partidos y movimientos que han inscrito candidatos tratarán de persuadir a los electores indecisos mediante ofertas que se difundirán en gran parte con promoción en los medios de comunicación y en las redes sociales, debido a las restricciones impuestas por el Consejo Nacional Electoral para evitar la propagación del COVID-19.

No hay certeza aún sobre cómo estarán conformadas las papeletas, pues están pendientes por resolver varios recursos administrativos y jurisdiccionales por parte tanto del CNE como del Tribunal Contencioso Electoral (TCE), y por ello el número definitivo de candidatos calificados aún no es oficial.

La gran cantidad de interesados en dirigir los destinos de un país sumido en la corrupción y tremendamente endeudado centrará la atención de los electores en los binomios presidenciales, restándoles importancia a los candidatos a asambleístas, en momentos en que el Poder Legislativo es clave para la aprobación de leyes que puedan enrumbar al país, lo cual no se logrará con asambleístas que persistan en actuaciones vergonzosas y se rehúsen a actuar con transparencia y eficiencia. (O)