La premisa de la ciencia forense conocida como el Principio de intercambio de Locard establece que “Todo contacto deja un rastro”. Es decir, cada vez que los perpetradores de un delito entran o salen de la escena del crimen dejarán algo y se llevarán algo con ellos. De ahí la relevancia que ha cobrado el análisis de las pruebas en los procesos de investigación.

Esto lleva a sostener que no existe el crimen perfecto; los que no se resuelven son aquellos que no se investigan de manera suficiente y aquellos para los que no hay recursos para su investigación.

En estos días, el caso de la muerte de una mujer que se pretendió hacer pasar como accidental ha cobrado relevancia por la constancia con las que familiares y amigos de la fallecida reclaman justicia.

Las investigaciones en torno al hecho, que ocurrió el 21 de diciembre en una urbanización cerrada de Guayaquil, ha llevado a que una jueza de la Unidad Especializada de Violencia Contra la Mujer dicte prisión preventiva para el médico que certificó la causa de muerte como natural. Según declaraciones de la madre de la occisa, varios detalles despertaron sus sospechas y la llevaron a denunciar el hecho en la Fiscalía, con lo que se consiguió que se realice la autopsia, pues alguien cercano le reveló que su hija sufría maltratos en el hogar y que callaba confiando en que podría solucionar la situación.

La Encuesta Nacional sobre Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las Mujeres, del 2019, encontró que 65 de cada 100 mujeres en el Ecuador han experimentado por lo menos un hecho de algún tipo de violencia en alguno de los distintos ámbitos a lo largo de su vida.

Casos como el descrito son un llamado de atención para la sociedad respecto a emprender acciones más efectivas para desarrollar una cultura que no disculpe situaciones de maltrato y menos aún las pretenda disimular o encubrir. También es un caso que puede constituirse en un emblema que siente precedentes para que las investigaciones se tornen más prolijas con el fin de evitar la impunidad. (O)