El tren que se descarriló en Santiago de Compostela iba a 179 kilómetros por hora en el momento del accidente y 4 segundos más tarde, cuando ya había salido de la vía, redujo su velocidad a 153 km/h, indicaron fuentes judiciales a partir de los datos de la caja negra.

Francisco Garzón, conductor del tren accidentado el pasado miércoles 24 de julio, que estaba hablando por teléfono, dejó de hacerlo 11 segundos antes del descarrilamiento, que se produjo exactamente a las 20:41 y 6 segundos, según el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.

El informe permite conocer con precisión los dos últimos minutos del viaje, antes del descarrilamiento a 4 kilómetros de la estación de Santiago de Compostela, en una curva muy pronunciada donde la velocidad está limitada a 80 km/h.

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A las 20:39 y 6 segundos, el tren iba a 199 kilómetros por hora cuando sonó la señal de una llamada telefónica. La voz del conductor se oyó por última vez a las 20:40 y 55 segundos, cuando el tren iba a 195 km/h. A las 20:41 y 6 segundos, las cajas negras registran el accidente y ruido del tren arrastrándose a 179 km/h. A las 20:41 y 10 segundos se activa el freno de urgencia, cuando el tren va a 153 km/h. El sonido del descarrilamiento deja de oírse a las 20:41 y 6 segundos.

El interventor del tren, Antonio Martín Marugán, que compareció ayer viernes ante el juez Luis Aláez, encargado de la investigación, reconoció ser el autor de la llamada telefónica que recibió el conductor que está imputado de 79 homicidios por imprudencia.