Al día siguiente de una histórica tormenta de nieve, las autoridades libraban ayer una carrera contrarreloj para limpiar de nieve Madrid y una parte de España, antes de que llegue una inusual ola de frío.

Esta borrasca, bautizada ‘Filomena’, que provocó además fuertes lluvias en otras regiones, ha dejado tres muertos en el país.

Se esperan “temperaturas mínimas inferiores a -10 ºC” y “fuertes heladas” en gran parte del interior del país, desde ayer y hasta el jueves, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

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“El peligro no ha pasado [...] se avecina una semana de frío intenso que va a convertir toda esta nieve en hielo” por “temperaturas mínimas nunca antes alcanzadas”, advirtió el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Una batería de quitanieves y saladores se movilizaron ayer por las calles de Madrid, una ciudad que no tiene “un minuto que perder” para evitar que la nieve acumulada en las principales vías se transforme en hielo.

“Hasta el próximo fin de semana será muy difícil desplazarse” en la capital, donde la nieve dejó de caer el sábado por la tarde, dijo el alcalde, José Luis Martínez-Almeida a la televisora La Sexta.

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En Madrid, el ejército intervino para quitar la nieve de las pistas del aeropuerto, cuya apertura gradual estaba prevista ayer por la tarde.

Los militares y también voluntarios despejaron los accesos a los hospitales de la capital, que siguen bajo presión por el COVID-19.

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La histórica nevada de varias decenas de centímetros, que cubrió completamente la capital y gran parte de España el fin de semana, paralizó las rutas de comunicación. Según el Gobierno, el tráfico seguía bloqueado o perturbado en más de 700 carreteras. (I)