Decenas de miles de personas se manifestaron este sábado en Roma, convocadas por los principales sindicatos italianos, que piden una verdadera política de crecimiento y el respeto de parte del gobierno populista.

Los sindicatos hicieron las cosas en grande, y los manifestantes pudieron llegar a la capital gracias a 12 trenes especiales, 1.300 autobuses, así como ferrys y vuelos de bajo coste.

Los manifestantes piden un plan masivo de inversiones públicas y privadas y reformas más ambiciosas que las que propone el gobierno de unión de la Liga (extrema derecha) y del Movimiento Cinco Estrellas (M5S, antisistema).

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Para los sindicatos, el plan de inversiones es demasiado tímido, su reforma de jubilaciones demasiado limitada y su "renta ciudadana" es considerada una medida híbrida que no favorece la lucha contra la pobreza y el desempleo.

"El gobierno debe cambiar de dirección, estamos con un pie en la recesión", aseguró Annamaria Furlan, que dirige el sindicato de la CISL.

De forma general, los sindicatos italianos se consideran ignorados por el gobierno populista.

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"Es singular que un viceprimer ministro tenga tiempo de reunirse con opositores al gobierno de un país vecino, pero no tenga tiempo de hacerlo con los de su propio país, es decir los sindicatos", dijo Maurizio Landini, secretario general de CGIL, que reivindica 5,5 millones de adherentes.

Landini aludía a la polémica que generó esta semana la visita de Luigi Di Maio, jefe de fila del M5S, a los "chalecos amarillos" en Francia.

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Esta movilización sindical es la más importante desde las manifestaciones de fines de 2014 y principios de 2015 contra la reforma laboral del gobierno de Matteo Renzi (centro-izquierda).  (I)