En 1960, el etíope Abebe Bikila consiguió en Roma la primera medalla de oro para África en unos Juegos Olímpicos. No solo es meritorio que obtuvo la medalla, sino que su competencia la realizó descalzo. Bikila inspiró a las siguientes generaciones de africanos. “Bikila hizo que los africanos pensáramos: si él puede, nosotros también”, afirmó su mejor pupilo, Haile Gebresselasie.

Bikila nació en 1932 en el norte de Etiopía, en un poblado llamado Jato. A los 17 años se trasladó a la capital, Addis Abeba, donde comenzó una carrera militar. Aunque él nunca tuvo aspiraciones deportivas, el solo hecho de ver al equipo olímpico que iba a participar en Melbourne 1956 desfilar con la palabra ‘Etiopía’ en el pecho lo motivó a participar.

El régimen estableció un evento deportivo anual diseñado para reunir a las tres militarese, Bikila terminó la carrera en 2 horas 39 minutos y 50 segundos. Fue así como conoció al entrenador sueco Onni Niskanen.

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Wami Biratu, el atleta seleccionado para el maratón de los Juegos Olímpicos de Roma, se lesionó jugando un partido de fútbol, lo que le permitió a Bikila entrar en el equipo olímpico. Con la ayuda del entrenador, se preparó para la competencia. Sin embargo, le apareció una ampolla en un pie, por lo que decidió correr descalzo y evitarse el dolor causado por el roce con el zapato.

Bikila descalzo en la competencia.

Cuando empezó la carrera todo el mundo contemplaba asombrado a aquel atleta descalzo. Bikila no se acercó a las primeras posiciones hasta el km 10. Finalmente, cruzó primero el Arco de Constantino, ganando la medalla de oro y batiendo el récord del mundo.

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Cuatro años después obtuvo el oro olímpico por segunda ocasión en el maratón de Tokio 1964, esta vez con zapatos deportivos. En 1969 tuvo un grave accidente de tránsito en Addis Abeba al esquivar una protesta estudiantil y quedó parapléjico. Murió en 1973 a los 41 años por las secuelas del accidente. (D)