“Estoy dispuesto a dejar todo”, dijo el príncipe al maestro. “Por favor, acépteme como discípulo”.

“¿Cómo elige un hombre su camino?”, preguntó el maestro.

“A través del sacrificio”, respondió el príncipe. “Un camino que exige sacrificio es un camino verdadero”.

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El maestro tropezó con una estantería. Un jarrón valiosísimo se cayó y el príncipe se arrojó al suelo para agarrarlo. Cayó en mala posición y se rompió el brazo, pero consiguió salvar el jarrón.

“¿Cuál es el mayor sacrificio, ver estrellarse el jarrón o romperse el brazo para salvarlo?”, preguntó el maestro.

“No sé”, respondió el príncipe.

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“Entonces, ¿cómo quieres orientar tu elección hacia el sacrificio? El verdadero camino es elegido por nuestra capacidad de amarlo, no de sufrir por él”.

Viviendo de acuerdo con la verdad

Mahatma Gandhi luchó durante toda su vida, pero consiguió liberar a la India del dominio inglés. Cuando le dijeron que era uno de los mayores nombres surgidos en la Historia Universal, respondió:

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“No tengo nada nuevo que enseñar al mundo. La verdad y la no-violencia son tan antiguas como las montañas. Todo lo que he hecho ha sido intentar practicarlas en la escala más vasta que me ha sido posible. Al hacerlo, algunas veces cometí errores y aprendí de ellos.

“Los que creen en las verdades simples que yo expuse, solo pueden propagarlas si viven de acuerdo con ellas. Estoy absolutamente convencido de que cualquier hombre o mujer puede realizar lo que realicé, si hace el mismo esfuerzo y cultiva la misma esperanza y fe”.

Superando los obstáculos

Un famoso maestro sufí fue convidado para dictar un curso en California. El auditorio estaba repleto a las ocho de la mañana –la hora señalada para comenzar– cuando uno de los asistentes subió al escenario: “El maestro se está despertando ahora. Tengan paciencia”.

El tiempo fue transcurriendo y las personas fueron abandonando la sala. Al mediodía, el asistente volvió al escenario diciendo que el maestro daría su conferencia en cuanto terminara de conversar con una bonita joven que había encontrado. Gran parte del público se fue. A las cuatro de la tarde el maestro apareció, aparentemente alcoholizado. Esta vez el resto del auditorio se marchó, quedando apenas seis personas.

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“Enseñaré para vosotros”, dijo el maestro, dejando de representar el papel de borracho. “Quien desea recorrer un camino largo tiene que aprender que la primera lección es superar las decepciones iniciales”.